El próximo martes, 8 de abril a las 19.00 h tendrá lugar la cuarta y última sesión que lleva por título "De la guerra al genocidio".
Conferencia:
André Guichaoua. Especialista de la región de los Grandes Lagos y testigo/experto en varios procesos del Tribunal Penal Internacional para Ruanda.
Moderador: José Antonio Guardiola. Director de En Portada.
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Nota de prensa. Sesión 3 de abril
Establecer un vínculo directo entre la opinión pública y la información emitida por los medios de comunicación no es tarea sencilla. Sin embargo, la sospecha de que el tipo de noticias que estos reproducen llena de significado el concepto de realidad de los ciudadanos, tiene una base empírica. Con el fin de demostrar tal hipótesis, se han llevado a cabo numerosos estudios como el que –a través del análisis de discurso periodístico– ayer nos presentó José Carlos Sendín, doctor en Comunicación por la Universidad Rey Juan Carlos, durante la jornada sobre "Medios y representaciones. La visualización del genocidio ruandés y el papel de los medios de comunicación".
Así pues, a través de un minucioso estudio realizado sobre el tipo de información emitida sobre el genocidio de Ruanda, Sendín fue el encargado de iniciar la tercera sesión llevada a cabo por el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF) en La Casa Encendida en el ciclo "Ruanda, 20 años después". Durante su conferencia, el profesor expuso su análisis de la cobertura realizada en varios documentales emitidos en TVE durante el desarrollo de esta crisis humanitaria. Un total de 10.525 noticias, publicadas en 275 días, que demuestran una fuerte espectacularización y simplicidad de la realidad, así como también una gran falta de contextualización.
Documentales como "Testigos del horror" o "La puerta del infierno" (Informe Semanal, TVE) sentaron en 1994 lo que serían las bases del tratamiento periodístico de las crisis humanitarias en nuestro país y, por lo tanto, de la conducta de los españoles frente a tales situaciones. Aunque mediante su proyección se consiguieron algunos impactos positivos como el aumento de las donaciones para ayuda humanitaria, lo cierto es que la preocupación ciudadana, según Sendín, ha sido desde entonces algo "episódico, superficial y emocional".
La crítica enunciada por el profesor fue analizada y debatida durante la charla-coloquio realizada a continuación. En ella, Alfonso Armada, Director del Máster de ABC y de la revista digital fronterad, reconoció que en el genocidio ruandés los medios hicieron un uso desmesurado de los tópicos y que tendieron a generalizar. Lo que ha llevado, tanto a los periodistas como a los ciudadanos, a reducir contextos muy complejos a situaciones sencillas. "Hemos contribuido a la creación de un preocupante estereotipo de relación entre África y la muerte", afirmó.
Por su parte, Javier Bauluz, fundador y director de Periodismo Humano, opinó que tras 20 años de Historia, el papel de los medios de comunicación poco o nada ha cambiado, llegando incluso a un discurso "altamente criminalizado y deshumanizador". Un tipo narrativa que, como recordó Bauluz, se repite en la actualidad a la hora de cubrir realidades como las relacionadas con la inmigración.
Respecto al tipo de lenguaje que se utilizó hace 20 años para referirse a la realidad ruandesa habló Amaia Esparza, directora de Comunicación de MSF-España. Esparza recordó la falta del uso del término "genocidio" durante los primeros meses del exterminio –pese a las pruebas fehacientes de la sistematización de las matanzas– y recordó que fue MSF quien lo utilizó por primera vez en un comunicado de prensa el 28 de abril de 1994. "La impotencia que sentíamos por la pasividad de los medios fue brutal" recordó.
En cuanto a la pregunta formulada por Carlos Bajo, periodista experto en África y moderador de la jornada, sobre la situación de los medios españoles en la actualidad, los 4 conferenciantes coincidieron en criticar la falta de pluralidad. "En España tenemos un gravísimo problema con el concepto de realidad" afirmó Armada. La responsabilidad de que esto ocurra, según las conclusiones de lo ayer expuesto, "depende tanto de los medios de comunicación como de los ciudadanos".
El desinterés hacia lo ajeno nos lleva a que situaciones actuales muy similares a la de Ruanda hace 20 años –recordemos lo ocurre hoy en día en contextos como República Centroafricana (RCA) o en Sudán del Sur– pasen inadvertidas. No obstante, desde MSF defienden que "ni la reciente intervención de la comunidad internacional en RCA, ni la lenta reacción con respecto a Ruanda tiene nada que ver con el trabajo de los periodistas. Sólo cuando están en juego importantes intereses geoestratégicos o están convencidos del éxito de la intervención, los estadistas ponen en marcha la narrativa político-militar que la justifica; y es entonces cuando la opinión pública se moviliza –a favor o en contra– a rebufo de la cobertura informativa".
Por último, cabría destacar otro de los puntos de reflexión de la jornada: la alta precariedad del sector periodístico que lleva a menudo a los profesionales de la comunicación a enfrentarse por cuenta propia a peligrosos contextos. Un claro ejemplo de ello son los dos periodistas recientemente liberados tras ser secuestrados durante 194 días en Siria; uno de ellos freelance.
Entrada libre hasta completar aforo